Fue el conjunto y fueron los individuos. A un sublime partido colectivo asimismo se unieron actuaciones personales geniales. El Unicaja halló situaciones con bloqueos a media pista de los pívots a fin de que Perry volase y castigara a Tomic y Onuaku de forma continua. Desde ahí, el explosivo base de Florida fue un generador progresivo de ventajas. En un partido de tanteo muy, muy alto, el Unicaja regía en las dos canastas. Muchas posesiones y mucho acierto, mas asimismo con situaciones que se procuraban. Por servirnos de un ejemplo, complació ver 6 puntos de arranque prácticamente seguidos para Kravish. Lástima que el de Illinois no tuviese continuidad, que le hace falta para coger ritmo, por cargarse de faltas. El Unicaja estaba en ventaja siempre y en todo momento (23-22 al final del primer cuarto), mas en el segundo cuarto fue un recital de baloncesto. Alberto Díaz puso un ritmo infernal en defensa y se dejó obsequiar aun algún pase de mucho lujo. Como Perry, con dos asistencias de pura fantasía. Ritmo, ritmo, velocidad, velocidad. Mejores piernas, más chispa para ganar balones divididos… Todo fluía al reposo (57-46) tras meter 35 puntos en el segundo cuarto, mas había que rematar.
Y liquidó el duelo el Unicaja con un tercer cuarto fenomenal asimismo (29-18 de parcial) con exactamente la misma receta. Carles Duran procuraba mudar estructuras de quinteto, mas no había forma y se iba ya por sobre los 20 puntos al final del tercer cuarto. En esencia, el Unicaja gozaba en la pista y contagiaba, algo que no había sucedido en los 3 partidos de peaje en los que entró alguna duda. “Hemos perdido la humildad”, afirmaba Ibon. Es prácticamente imposible reiterar una temporada tan idílica como la precedente y, si había un instante para pasar contrariedades y concienciarse de que esto no es Jauja, era este inicio de temporada. Era un partido en el que una derrota podía transformarse en algo más serio, mas el Unicaja reaccionó con la solvencia y la autoridad de un enorme equipo que no duda, que prácticamente se motiva más en estas situaciones en las que hay demanda y necesidad.
Los más de 9.000 fieles que asistieron al Carpena pudieron gozar de un espléndido partido. Ya el último cuarto fue a beneficio de inventario, si bien Ibon sostuvo la intensidad. Era una victoria precisa, balsámica y buena para la autoestima, 40 minutos redondos. Hay que enseñar continuidad para regresar a la línea recta, mas el Unicaja charló alto y claro frente a un igual como la Penya. A este equipo no se le olvidó jugar al básket de forma fabulosa.